Qué significa tener actitud laboral
Las actitudes son aquellas características que describen tu personalidad, es decir, es la forma como reaccionamos a lo que nos vamos encontrando, a los retos de la vida…
En la gestión de los recursos humanos, la actitud es determinante, se encuentra en primer lugar, seguida de la experiencia y la formación.
Por qué ayuda una buena actitud a encontrar empleo
La actitud y los valores de la persona que aspira a ocupar un puesto de trabajo, se ha convertido en un criterio esencial para decantarse por una persona, ya que ambas cosas nos indicarían la que más encaja en la filosofía de la empresa y, por tanto, la que tendrá más facilidades para funcionar bien en la dinámica de trabajo típica de la organización.
No cabe duda, que el trabajador posea habilidades y actitudes como la creatividad, empatía y el trabajo en equipo, reportará innumerables beneficios a la empresa, a la vez que a la sociedad.
Cuáles son las actitudes laborales
Como hemos visto en los dos puntos anteriores, es importante contar con actitudes laborales porque van a ayudarnos a encontrar empleo y, además, esto beneficiará a la empresa.
Pero… ¿Sabemos cuáles son esas actitudes?
Veamos 11 actitudes como ejemplo:
- Colaboración o capacidad para trabajar en equipo. De sobra es conocido por todos que el trabajo en equipo es una de las cualidades más demandadas por las empresas. …
- Adaptabilidad. Es decir, la capacidad para cambiar y adaptarnos ante las distintas situaciones cambiantes que surjan a nuestro alrededor.
- Gestión del tiempo. Gestionar bien el tiempo que invertimos en la realización de una tarea nos permite optimizar el desarrollo de nuestras funciones, reducir el nivel de estrés, a la vez que aumenta nuestra productividad.
- Polivalencia. Es decir, ser polivalente significa que podemos adaptarnos a diferentes tareas, lo que es muy útil, sobre todo en el caso de que se necesite en un momento dado la colaboración en otros puestos de trabajo.
- Proactividad. Ser proactivo significa estar siempre en constante búsqueda, no quedarse parado y descubrir otras alternativas de mejora.
- Capacidad de resolución de problemas. Poder solucionar problemas de manera rápida y eficaz es muy valorado en toda empresa.
- Capacidad analítica. Tener la capacidad de analizar desde un punto de vista objetivo.
Lealtad. Ser leal con la empresa también es ser honesto, sincero, si algo no nos gusta, y ser respetuoso. - Perseverancia. Centrarse en los objetivos, aún no obteniendo resultados positivos, nos permite persistir y llegar a donde nos hemos propuesto.
- Control del estrés. En los puestos de trabajo que se requieran resultados a corto plazo, saber gestionar bien el estrés es muy importante, ya que muestra una mayor capacidad para manejar situaciones que, a priori, podrían resultar complicadas para otro tipo de perfiles.
- Capacidad de comunicación. Es muy importante saber expresar de forma clara y concisa lo que necesitamos.
Cómo conocer la actitud profesional de un empleado
La competencia a la hora de encontrar un trabajo es cada vez mayor. Muchos candidatos cuentan con una carrera universitaria o un máster, conocer un idioma, como el inglés. Sin embargo, como ya comentábamos en el punto anterior, hoy en día las empresas tienen en cuenta otros aspectos a la hora de contratar a alguien.
La actitud y los valores de cada uno son una buena carta de presentación. Si sus currículos encajan, pero su carácter y su estilo de trabajo no se adaptan al funcionamiento y la filosofía de la empresa, pueden ser mucho menos productivos de lo esperado.
Cada puesto de trabajo requiere de unas determinadas actitudes; sin embargo, hay algunas que son comunes a todos los casos.
La primera es la motivación, pues es esencial que el candidato al puesto se muestre ilusionado y con ganas de dar lo mejor de sí, un aspecto que siempre es beneficioso para la empresa pues aporta actitud positiva y ganas de trabajar.
En relación a ésta, surge otra actitud: la iniciativa. Aquel candidato que tenga la capacidad para proponer mejoras o idear nuevos proyectos es más valorado que otro con una actitud pasiva y que se limite simplemente a cumplir su horario laboral.
Para asegurarte de contratar personal con buena disposición para el trabajo, vamos a centrarnos en 5 cuestiones que te permitirán evaluar la actitud de un candidato en una entrevista laboral:
1. Tiempo de permanencia en un cargo
Presta atención a los trabajos anteriores del candidato. Si ha permanecido en un mismo empleo por varios años, es probable que tenga una buena actitud de trabajo. Si observas que ha cambiado de trabajo seguido al cabo de un año, averigua por qué. Obviamente, si estás lidiando con alguien sin experiencia laboral, esta medida no te será útil. Además, la longevidad no garantiza la competencia, pero sí permite saber si se tiene una actitud positiva y confiable.
2. Pregunta acerca del historial del candidato
Recorre con el candidato sus experiencias laborales anteriores, desde la más reciente a la más antigua. Considera al menos tres puestos, pero te puede resultar más útil cubrir al menos cinco, si los tiene.
Cuanto más alto sea el puesto que ofreces, más importante te resultará conocer el desempeño pasado del candidato.
3. Averigua por qué abandonó sus trabajos anteriores
Asegúrate de conocer en profundidad las razones que llevaron al candidato a abandonar sus puestos previos y cómo se relacionaba con sus superiores y compañeros.
Preguntas como: ¿Por qué has decidido abandonar tu cargo? Y, si fue despedido, ¿cuál fue el motivo? ¿Se arrepiente de haberlo dejado? ¿Qué es lo que más disfrutaba de la posición?
Cuanto más conozcas del candidato, mejor.
4. Plantea situaciones límite para conocer el carácter del entrevistado
Plantéale algunas situaciones que den a conocer sus valores y ética profesional, por ejemplo, que un directivo deja información sensible a la vista y un empleado lo lee. ¿De quién es la culpa y por qué?
Según responda irás viendo su forma de pensar y cómo podría reaccionar ante posibles situaciones reales.
5. Utiliza herramientas de evaluación como respaldo de la entrevista
Existen diversas herramientas para evaluar con precisión las actitudes. Puedes recurrir a ellas en el inicio de las entrevistas a modo de respaldo. Si no las utilizas, asegúrate de tener más de una entrevista y que participe alguien más de la organización para poder reflexionar en conjunto acerca de las impresiones que generó en ambos el candidato.
Por último, es recomendable adoptar una actitud proactiva, es decir, entender la entrevista como una conversación. La clave está en encontrar la forma de convertir el habitual ritmo de pregunta-respuesta en un diálogo que permita mostrar la facilidad del candidato para proponer soluciones y aportar al ritmo de la empresa.
De qué manera se mejoran las actitudes en el trabajo
Es positivo mostrar predisposición a realizar funciones diferentes dentro de la empresa en caso de que fuera necesario. Esto no implica saber específicamente de muchas áreas, sino que lo importante es mostrar capacidad de aprender y tener capacidad de superación.
Mostrar una cara amable, una actitud educada, así como reflejar confianza en uno mismo y en el puesto, es importante.
Para ayudarte, vamos a comentar seis formas de mejorar tu actitud en el trabajo (y en la vida):
- Actúa con un propósito. Enfocar siempre tu energía y tiempo hacia tu objetivo te llevará a gestionar mejor tu tiempo.
- Desafíate a diario. Olvida la rutina y busca una forma de desafiarte cada día. No es preciso buscar complicados retos, y te ayudará a ser una persona más proactiva.
- Trabaja sin esperar resultados inmediatos. Persistir y perseverancia van unidos. Lo importante es no cejar aunque el resultado no sea positivo al principio.
- Aprende a ser paciente. Utiliza los contratiempos para mejorar tus habilidades.
- Todos tenemos limitaciones. Aunque otras personas no compartan tu misma visión o no trabajen con tu misma pasión o colmando tus expectativas, no te dejes afectar y mantén el optimismo intacto.
- Sé agradecido. Adopta una actitud de gratitud ante la vida, fortalece los vínculos con los compañeros, la familia y los amigos.
No obstante, para finalizar este artículo, además de las actitudes comentadas anteriormente, queremos decirte que para ser «un buen jugador de equipo» se precisa desarrollar tres virtudes esenciales:
- Humildad, es decir, ser humilde en el sentido de pensar menos en uno mismo y más en el grupo.
- Empatía: tener empatía significa ser capaz de ver el mundo como la persona que tienes enfrente (ponerte en su lugar); así como lograr compartir y comprender sus sentimientos, necesidades, preocupaciones…y, por tanto, actuar en consecuencia.
- Motivación. Cuando se tiene motivación se da un extra sin que se lo pidan.