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Cómo obtener una buena reputación corporativa

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Reputación, una palabra poderosa con 6 claves

Cuando hablamos de «reputación» ¿a qué nos referimos?

La reputación corporativa es la suma de percepciones que la empresa ha ido generando entre sus grupos de interés, tanto internos como externos. Es decir, es un concepto, una idea, algo intangible.

Entonces, ¿por qué es tan importante la reputación corporativa?

En un mundo global, donde disponemos de tantos productos y servicios, tener una buena reputación supone un distintivo para los clientes, es decir, se convierte en beneficios para la empresa tales como una mayor lealtad de colaboradores, trabajadores comprometidos en la labor de colaborar en una mejora continua, clientes leales que se identifican con la marca, mayor apoyo de inversores, entes sociales y medios de comunicación, proveedores dispuestos…

Construir una buena reputación lleva años, es un viaje largo, constante y arduo, pero también debemos saber cómo medir el impacto y analizar el desempeño a lo largo del tiempo, pudiendo así potenciar los esfuerzos realizados y prevenir y proteger a la empresa ante una posible crisis.

Por tanto, si quieres medir la reputación de tu empresa debes tener en cuenta las 6 claves que analizamos a continuación.

1ª clave: Productos y servicios

Uno de los hándicaps que nos encontramos es la oferta generalizada de productos y servicios en los que, los nuestros no logran diferenciarse de los de nuestros competidores.

Aunque nuestros servicios o productos sean los mejores, si no son percibidos así por los usuarios de poco servirá.

Lograr que los clientes y posibles clientes vean nuestros productos con otra mirada diferente dependerá de la calidad, fiabilidad y el valor de estos, pero sobre todo de la innovación. Es innovando como se logra el entusiasmo en los usuarios y, por tanto, más opciones.

Es necesario identificar los puntos fuertes de los productos o servicios que se ofrecen en el mercado, ya sea por calidad, precio, sencillez, profesionalidad, servicio, etc. Para ello, se debe analizar el tipo de consumidor, qué necesidades se cubren y la competencia, destacando con respecto a la misma y a los costes de producción, obteniendo así el beneficio esperado.

Como hemos comentado, la reputación es una ventaja que nos diferencia de la competencia, pero que no se basa solo en nuestros productos y servicios, por lo que deberemos centrarnos también en los demás puntos si no queremos esfuerzos baldíos.

2ª clave: Ambiente laboral

Uno de los factores de la reputación es la opinión que las personas trabajadoras transmiten sobre la empresa, ya que esta generará un concepto de empresa en los clientes y en otros grupos de interés.

Los clientes admiramos a las empresas que cuentan con un buen ambiente laboral y que se preocupan por el bienestar emocional de sus empleados y empleadas.

Al mismo tiempo, también influye en los clientes y en potenciales candidaturas que la empresa sea socialmente responsable, inclusiva y que ofrezca la ventaja de contar con un buen onboarding, a la par de ofrecer beneficios como la retribución flexible, incentivos salariales, conciliación laboral y familiar, horario flexible…

La gestión de las plantillas ya no se limita al desempeño de unas funciones, y que estas se ajusten al puesto y la actividad, sino que se deben incorporar elementos que demuestren una preocupación personalizada por cada persona trabajadora, con la posibilidad de adaptar la realización de sus funciones a: sus necesidades personales, cubrir sus expectativas, realizar planes de carrera donde exista una evolución o desarrollo profesional, así como a una forma de crecimiento conjunto de la empresa y las personas que la integran.

3ª clave: Visión y liderazgo

No hay ninguna duda, las empresas con una gran reputación cuentan con líderes que representan y definen a la perfección los valores, la misión y la visión de la empresa, día tras día.

El líder debe poseer cualidades y habilidades como la comunicación, la escucha activa, la resiliencia… porque representa constantemente a la empresa y todo lo que dice y hace tiene una influencia directa en la reputación corporativa.

Con el tiempo la empresa tendrá una identidad propia y una reputación, siendo importante incorporar los valores de esta a las evaluaciones y nuevas incorporaciones, recompensando a los empleados existentes en plantilla que demuestran estos valores y los potencian.

Una buena gestión de los equipos, donde se desarrolle su potencial, permita la innovación dentro de un ambiente de confianza, unas condiciones laborales óptimas que permitan aumentar la implicación de la plantilla y se traduzcan en un incremento de la productividad.

4ª clave: Rendimiento financiero

Cuando hablamos de desempeño financiero no nos referimos solo a grupos como los inversores o los accionistas, sino que afecta a toda la empresa: desde cómo se maneja la empresa al desempeño de cada persona empleada. Este bajo desempeño puede significar que existe una percepción de inestabilidad de la empresa, lo que a su vez puede llevar a que esta persona inicie la búsqueda de un nuevo empleo. Además, esto puede terminar generando inquietud en el cliente sobre el valor real del producto, al realizarse preguntas como: «¿Por qué no quieren trabajar en esta empresa?

Por tanto, una buena reputación empresarial mejora la intención de compra de los clientes, pero también la de trabajar o invertir en dicha empresa, tanto de futuras candidaturas como de inversores y/o accionistas.

La estabilidad de la plantilla determina un aspecto positivo en la imagen de la empresa, puesto que transmite una imagen de solvencia y seguridad que repercute en los productos y servicios que se puedan ofrecer; además, esto lo percibe el consumidor como un elemento de confianza.

5ª clave: Responsabilidad social

Una empresa socialmente responsable se sustenta en una serie de principios básicos que generan un impacto positivo en la sociedad en general, a la vez que mantiene unas buenas condiciones laborales en su plantilla y favorece el desarrollo sostenible, con la protección del medioambiente al controlar el impacto que pueda tener la actividad de las compañías en el mismo.

Esto también «crea valor compartido» (CVC), es decir, la empresa satisface necesidades sociales que, a su vez, benefician a la propia empresa.

¿Cómo? Piensa en aquellas áreas en las que la empresa puede tener un impacto positivo en la sociedad, beneficiándose después del trabajo que haya realizado.

La capacidad de influir en la sociedad o en el medioambiente de las empresas es muy superior a la de cualquier individuo. Esta tiene un impacto sobre un mayor número de personas, tanto por medio de las contrataciones como a través de la utilización de recursos naturales para la elaboración de sus productos o servicios. Por ello, es necesario desarrollar sistemas que beneficien a la colectividad al margen del público objetivo al que se dirija la empresa.

6ª clave: Atractivo emocional

Dicho todo lo anterior, llegamos al punto más importante porque no importa el desempeño en los puntos anteriores si no hemos logrado confianza, respeto y admiración hacia la empresa, ya que entonces toda la posible reputación obtenida se desmoronará.

Es decir, se trata de generar confianza y deseo de pertenencia en toda la cadena, desde la plantilla a los clientes, pasando por proveedores, distribuidores, inversores… etcétera.

¿Cómo lograr este «atractivo emocional»? Sobre todo, con transparencia en la información y la comunicación corporativa. No olvide que nada daña más la reputación que el secreto y la desinformación.

Así, la identidad corporativa y el orgullo de formar parte de una compañía darán lugar al establecimiento de unos lazos emocionales que irán más allá de la prestación de un puesto de trabajo, lo que genera respeto por unos valores comunes.