Talento Diverso

El blog sobre inclusión laboral para las direcciones de RRHH

Cómo formar a los equipos de trabajo y sus distintos roles

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Como ya sabemos, los equipos de trabajo están integrados por diferentes personas con habilidades, competencias y cualidades distintas, y un mismo objetivo. Para ello deben compartir ideas, percepciones y opiniones, así como cooperar todos en un trabajo colaborativo.

Pero si queremos que el trabajo en equipo funcione y aumente su productividad, deberemos tener en cuenta los roles, en concreto los 7 necesarios en un buen equipo.

Veamos a continuación cuáles son estos 7 roles.

7 roles necesarios en un equipo de trabajo

Los roles deberán tener que ver con el perfil profesional, pero también con la personalidad de cada integrante.

Los 7 roles necesarios son:

1- Líder del grupo: sería el jefe o proyect manager, imprescindible en el grupo. Debe ser una persona responsable, disciplinada y con una amplia experiencia profesional en la empresa o en una compañía similar, así como saber liderar y delegar. Sus funciones serán organizar el trabajo, los tiempos y la información precisa para que cada miembro pueda asumir correctamente sus tareas.

2- Coordinador: es quien coordina cada rol y cada trabajo, traza los objetivos, toma decisiones y establece el calendario de acción. Se ocupa del mando cuando el líder no puede abarcar todas las responsabilidades.

3- Creativo: es la persona que aporta las ideas y las propuestas, capaz de aportar soluciones originales y sencillas. Una persona flexible que se adapta bien a los cambios y que encaja correctamente las posibles críticas.

4- Investigador: se centra en tener una visión lógica y una gran capacidad de analizar datos, estadísticas, estudios. Es imprescindible para detectar deficiencias o controles de calidad. Sin embargo, suele tener problemas para relacionarse con el equipo y aportar, prefiere trabajar en solitario.

5- Motivador es el engranaje, el motor capaz de apoyar de forma individual a cada miembro del equipo y unirlos a todos para que se sientan indispensables en el grupo de trabajo.

6- Especialista: es quien se encarga de las partes más específicas de un proyecto y solo se involucra cuando se trata de un tema que domina a la perfección. Su disciplina y su poder de concentración son su valor principal.

7- Rematador es el que realiza el seguimiento, la evaluación y la comprobación de cada uno de los pasos que da el resto de los integrantes del equipo y confirmar que no existen errores y cumpla requisitos de calidad.

Como hemos visto, para que todo funcione perfectamente se precisa diversidad y tiempo de adaptación para que el engranaje encaje correctamente.

Sin embargo, las relaciones interpersonales nunca son sencillas y cualquier contratiempo puede generar disconformidad que, de no tratarse a tiempo, puede generar cronicidad, dando lugar a personas desmotivadas y negativas que perjudican al equipo y su productividad. Son las que denominamos «roles tóxicos».

Veamos en el siguiente punto cuáles son.

Los roles tóxicos: dominante, obstructor, parasitario y crítico

  • Dominante: no escucha, son autoritarios en todas las situaciones y tienen una constante ansia de protagonismo. Provocan frustración en sus compañeros al opinar de todo sin saber y, sobre todo, al tomar caminos equivocados en aquello que no dominan. Son narcisistas y no están dispuestos a sacrificarse por el equipo.

Se les debe reconducir a la toma de decisiones en el tema que ellos sí dominan y mostrarles reconocimiento en esas áreas. A veces solo es una coraza ante una autoestima baja.

  • Obstructor: se centra en bobadas y obliga a todos a perder el tiempo dilatándose en demasía a la hora de la toma de decisiones. Debido a ello no se consiguen objetivos. No asume errores ni responsabilidades. Siempre buscará culpables para sus errores.

Hay que darles unas directrices muy concretas de las tareas a realizar, con una planificación marcada y documentación escrita en la que todas las acciones y decisiones tomadas por el equipo estén muy claras.

  • Pasivo, apático y capaz de desmotivar al resto del equipo. No asume responsabilidades y huye del compromiso, y no le importa lo que este comportamiento pueda suponer ni repercutir en el resto de los compañeros y compañeras.

La mejor solución es que no formen parte del equipo porque no se pueden reconducir. Es más, dedican su jornada a navegar por internet o directamente hacen absentismo laboral.

  • Crítico: busca errores constantemente en los demás, manipulan. La envidia y el resentimiento son su leit motiv, no soportan que a otra persona le vaya bien. Pueden llegar a tener actitudes pasivo-agresivas (insulto, menosprecio…).

Para reconducirlos el jefe del equipo deberá hacerles sentir parte del grupo, que noten que se les escucha y valora. Pero, además, se les debe explicar directamente, sin reparo alguno, que no todas sus propuestas se pueden llevar a cabo.

Debe distribuir las funciones entre los distintos integrantes del equipo y verificar que cada uno asume las responsabilidades que le ha asignado, garantizando el compromiso e implicación para crear el espíritu de equipo, donde surja el enriquecimiento tanto personal como profesional y se potencie la posibilidad de conseguir objetivos.

Cuando las personas que componen el equipo pueden lograr sus aspiraciones, se sienten parte del equipo.

En resumen, lo más importante a la hora de crear un equipo de trabajo es no subestimar este paso.

A la hora de elegir a los integrantes de nuestro equipo no debemos olvidar que la personalidad de cada uno es más importante que su capacidad para el buen funcionamiento de este.

La designación de roles es muy difícil, pero de ello dependerá que se logren o no los objetivos marcados.

Los comportamientos individuales son muy importantes dentro del equipo, teniendo como base la cooperación y donde juega un papel muy importante la comunicación, siendo esencial para poder conectar unos con otros. Así, el equipo estará definido por el conjunto de características de todas las personas que lo forman.

Es esencial trabajar en la cohesión del grupo y evitar así estos roles tóxicos que ni asumen responsabilidades ni mejoran la productividad ni permiten lograr las metas, tan solo generan constantes problemas.