Uno de los mayores valores con los que puede contar una empresa es con un buen equipo de trabajo, un equipo unido, motivado, con los roles bien definidos y enfocados todos a los mismos objetivos que la empresa.
Tener un equipo así y, sobre todo, mantenerlo, no es tarea fácil, se necesita contar con «espíritu de equipo». Veamos qué es.
Espíritu de equipo, sentimiento de pertenencia y participación
No existe una definición exacta porque tener «espíritu de equipo» es un sentimiento que afecta a todos los integrantes, un sentimiento de pertenencia, de participación, de confianza, de respeto, de sentirnos parte de él, donde la responsabilidad es compartida, como los éxitos y fracasos, y donde la diversidad, lejos de ser origen de conflicto, añade un valor adicional y nos hace más competitivos.
Trabajar en equipo supone que el desempeño que realice cada persona de forma individual repercute en el equipo, es decir, tantos los logros como los errores se asumen conjuntamente, pues existe una cohesión que permite ver el trabajo de manera conjunta
Fomentar el espíritu de equipo desde el trabajo
No podemos esperar que todo funcione por sí solo, sino que debes comenzar por ti mismo. Tienes que trabajar tu motivación, tu productividad, tu compromiso, y sobre todo, tu capacidad de escucha y empatía.
Trabajar y fomentar el espíritu de equipo es un trabajo y responsabilidad de todos. Y cuando decimos todos también está incluida la empresa, quien debe tener claro que fomentar y desarrollar el espíritu de equipo forma parte de la cultura empresarial y que todos los procesos de trabajo tienen que estar impregnados de una cultura que fomenta el sentimiento de pertenencia, que motiva, une y cohesiona
Tácticas para el fomento del espíritu de equipo
Ya sabemos que las empresas necesitan contratar personal cualificado, retenerlo y motivarlo, para que sea cada vez más productivo.
Existen muchas formas de incentivar a los trabajadores, de ahí que contar con un plan de incentivos sea una herramienta esencial para recursos humanos y para la empresa, ya que según los últimos estudios de las entidades que cuentan con un plan bien diseñado aumentan sus ventas un 50%, y obtienen un 27% más de beneficios que las demás empresas del sector.
De ahí que sea tan importante contar con un buen Plan de Incentivos en la empresa, dado que es una forma clara y directa de reconocer logros y «premiar» el esfuerzo.
Los incentivos y su evolución
Los incentivos laborales se denominan a aquellas bonificaciones que pone en funcionamiento la empresa con el objetivo de motivar a los trabajadores para lograr así mayor eficacia, obteniendo resultados más rápido, con mayor calidad y menor coste a la compañía.
No obstante, la empresa deberá tener en cuenta que estas bonificaciones tienen que formar parte de un proyecto entendible y medible cuantitativamente. Evaluando su eficacia periódicamente porque, de esta forma, siempre podrán modificarse y realizar los ajustes necesarios cuando las características, motivaciones u objetivos de los empleados vayan cambiando con el tiempo.
¿Cuáles son las ventajas de un Plan de incentivos?
Como ya hemos comentado, el contar con un plan de incentivos, reconociendo así el esfuerzo y los logros obtenidos, sirve de impulso a los trabajadores, al equipo de trabajo. Las ventajas que aporta a la empresa son múltiples, entre ellas:
- Aumenta la motivación del equipo: tener los objetivos claros, así como los beneficios o incentivos que se obtendrán si se cumplen estos, aumenta el esfuerzo, el rendimiento, la productividad y las «ganas» de todos los miembros del equipo por cumplir.
- Mejorar la productividad del equipo: los trabajadores se esfuerzan para alcanzar objetivos y los incentivos prometidos, lo que a su vez aumenta la productividad de todos y, por tanto, también la del equipo.
- Atraer profesionales cualificados: si la empresa se preocupa por los trabajadores, sus equipos, sus logros, su reconocimiento, más profesionales querrán formar parte de estos equipos y, de esta forma, más atracción de talento, además de retención del ya existente.
- Fomenta el espíritu de equipo: si el plan va orientado a objetivos, tal y como comentábamos en anteriores ventajas, mejora el rendimiento general del equipo, pero también el clima laboral del mismo.
- Evaluación de resultados: objetivos claros y resultados medibles y, gracias a este constante intercambio entre logros obtenidos y evaluación de resultados, la empresa podrá observar y conocer las fortalezas y debilidades de cada empleado/a y, de esta forma, también tendrá la posibilidad de adecuar a cada persona en el puesto más adecuado a sus posibilidades.
Estos incentivos pueden ser económicos y no económicos, veamos sus diferencias con más detenimiento.
Incentivos económicos y no económicos
Los incentivos económicos son recompensas monetarias que la empresa da al empleado por la consecución de los objetivos. Esto aumenta su implicación, productividad y satisfacción profesional. Ejemplos de estos incentivos son: la prima anual, aumento de sueldo, beneficios sociales (planes de pensiones, seguro médico…).
Los incentivos no económicos son recompensas también, pero en lugar de motivar al trabajador con cantidades económicas, lo hace con otro tipo de estímulos. Ejemplos de estos incentivos son la mayor flexibilidad horaria, mejor conciliación vida laboral y familiar, el reconocimiento de los logros alcanzados, más facilidad para elegir cuándo celebrar las vacaciones, los días libres, o permitiendo el crecimiento profesional dentro de la propia empresa.
Los incentivos en la era de la digitalización
Estos incentivos han ido evolucionando también con la digitalización y, por tanto, se han adaptado a esta nueva era: ahora son incentivos digitales.
Atrás van quedando programas y plataformas que ofrecían opciones impersonales y no provistas de la mínima estrategia de comunicación. Ahora, bajo palabras como «compromiso, fidelización, engagement» surge la necesidad de que los programas de incentivos estén integrados en el Plan de Marketing de la empresa, con la opción de segmentar en función de objetivos, reconocer méritos, ofrecer formación…, todo ello creando un punto de encuentro y participación, que sea motivador y lleno de interesantes contenidos para el colectivo al que se ha dirigido.
Las tarjetas de regalo de grandes marcas para que el usuario las canjee por aquello que precise o le guste, copan el primer puesto. De esta forma, se personaliza cada vez más el regalo, ofreciendo aquello que el usuario prefiera: descuentos, suscripciones, o simplemente dinero por comprar a cambio en establecimientos online o físicos.
Así pues, en esta era digital las empresas emplean sus esfuerzos en aquello que les supone un plus añadido y donde ellas pueden ofrecer valor: en el desarrollo de estrategias de comunicación para fidelizar y aumentar su público objetivo.