«Venía de una multinacional y al principio me costó entender que DKV Integralia es como una gran familia»
Cómo siento los proyectos de DKV Integralia a nivel internacional
La Fundación DKV Integralia es un proyecto innovador y un ejemplo de que para estar presentes en la sociedad las personas con discapacidad debemos participar en todos los ámbitos sociales, el laboral, pero también el cultural, político, o en mi caso, el de la cooperación internacional.
Nunca olvido que el proyecto internacional de DKV Integralia es de todos. Sin el trabajo de los centenares de operadores que atienden llamadas cada día nosotros no existiríamos. Sin ese trabajo no habríamos conseguido ayudar a más de 300 personas que teniendo discapacidad en estos países estaban condenados a ser los pobres entre los pobres, hoy tengan una vida digna.
Cómo vivo DKV Integralia
Para mí la Fundación DKV Integralia son cada uno de los más de 400 empleados, muchos de ellos ya me han demostrado lo mejor de sí mismos, tanto en los momentos buenos como los cafés o en los malos en los que me ofrecieron apoyo y comprensión.
La labor realizada en los proyectos internacionales de la Fundación DKV Integralia es un reto. Supone vivir con casi nada en términos materiales y con la necesidad de vivir esta experiencia con riqueza emocional. Poder ir a países como Colombia o India e intercambiar mi conocimiento con otras personas con discapacidad es una forma de crecimiento personal.
Se viven situaciones muy emotivas y se crece mucho como persona. Creo que el equipo de DKV Integralia internacional somos un claro ejemplo de que las personas con hándicap podemos ser autónomas en plenitud, es más, podemos ser altamente independientes.
Cómo fue llegar a India dentro del proyecto internacional de DKV Integralia
Cuando llegamos a un país nuevo como destino no conocemos a nadie, y no sólo debemos empezar a construir relaciones laborales, sino también personales. Vivimos solos, alejados de nuestros seres queridos porque nos puede nuestra vocación de servicio y nuestras ganas de aventura.
Este proyecto en el que me embarcado con DKV Integralia es trepidante, no es un camino de rosas, pero es un camino con bellos parajes. Hay días en que me meto en una cama extraña a más de 8.000 km de mi casa y me siento cansado y solo, hay días en que aterrizo en un aeropuerto y me siento el más extraño del mundo, pero ver crecer a nuestros alumnos es el bálsamo a toda ausencia de confort.