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Día Mundial de la Justicia Social: un día de reivindicaciones

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Hoy, 20 de febrero, es el día Mundial de la Justicia Social. El día, marcado en la agenda internacional por la Asamblea de las Naciones Unidas en 2007, recuerda, en palabras de la misma NN.UU, que “si queremos crear una prosperidad sostenible, si buscamos mejorar el bienestar humano y la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica, vamos a necesitar una nueva visión de la economía y su relación con el resto del mundo, una visión que se adapte mejor a las nuevas condiciones a las que nos enfrentamos”.

El logro de esta justicia social, está estrechamente vinculado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), 17 objetivos que la NN.UU estableció para 2030 y que ratificaron hasta 193 países, entre ellos España.

¿Pero qué significa Justicia Social? ¿Se está vaciando el término por falta de definición? ¿A qué nos referimos el colectivo de personas con discapacidad cuando hablamos de Justicia Social?

ODS

El adjetivo “social” añadido a justicia tiene su primera aparición en el pensamiento social cristiano. Fue utilizado por primera vez en 1840 por el cura siciliano Luigi Taparelli d’Azgelio. «La sociedad debería de tratar igualmente bien a los que se lo merecen, es decir, a los que se merecen absolutamente ser tratados igualmente. Este es el más elevado estándar abstracto de justicia social y distributiva; hacia el que todas las instituciones, y los esfuerzos de todos los ciudadanos virtuosos, deberían ser llevadas a convergir en el mayor grado posible».

Es decir, el concepto de Justicia Social fue, durante el siglo XIX y bien entrado el XX, eminentemente religioso. El contexto histórico; el ascenso de las ideas comunistas de Karl Marx y la idea de una economía dirigida por un Estado, junto al decaimiento de la fe desde la ilustración, fue dejando un caldo de cultivo para que fuera la sociedad y, por ende, el Estado quien garantizara el orden social.

 

¿Qué es lo que se pide con justicia social?

John Rawls, Martha Nussbaum, Amartya Sen, Nancy Fraser, Axel Honneth… son muchos los filósofos, economistas y científicos sociales los que han reflexionado sobre el concepto de justicia social y podemos decir que tiene tres grandes paradigmas aceptados: el redistributivo, el participativo y el de reconocimiento.

Justicia social

Pasando por alto muchos matices, la justicia distributiva pone su enfoque en la distribución de la riqueza. Una distribución que según John Rawls, padre de este planteamiento y uno de los filósofos contemporáneos más influyentes del siglo XX, ha de incidir “en las cosas que necesitan los ciudadanos en tanto que son personas libres e iguales”. Ante este planteamiento, fueron surgiendo paradigmas sucesivos que consideraban que con la redistribución de la riqueza no era suficiente para obtener justicia social. Según el paradigma de reconocimiento, para que exista justicia social ha de presentarse un reconocimiento de la identidad como de la diferencia. La falta de reconocimiento (de origen hegeliano y que señala una relación recíproca ideal entre personas, en la que cada uno contempla al otro como su igual y a su vez separado de sí mismo) implica que otros grupos mantengan una situación privilegiada y, por tanto, de opresión. Raza, religión, sexo, género, discapacidad: grupos sociales que dependiendo de las sociedades pueden encontrarse en posiciones de desigualdad por un grupo más mayoritario que ostente las instituciones pueden acabar padeciendo maltrato institucional. El respeto y el reconocimiento de la diversidad es un elemento clave para entender la justicia social. 

Por último, el enfoque participativo tampoco cree suficiente la redistribución de bienes si estos no van acompañados por una igualdad de oportunidades en el acceso al poder, en la posibilidad de participar en diferentes espacios públicos o en el acceso al conocimiento. Con ello, se ha de ampliar este planteamiento y entender la justicia social como un procedimiento o proceso en la medida que se convierte en una herramienta para lograr una justicia distributiva y un reconocimiento político.

Justicia social en las personas con discapacidad 

Por todo lo explicado anteriormente, la Fundación Integralia, en este Día Mundial de la Justicia Social, quiere aprovechar para reivindicar el papel de las personas con discapacidad en la sociedad. No solamente nos conformamos con una redistribución de la riqueza o con una postura meramente asistencialista hacia las personas con discapacidad. También exigimos una justicia participativa y de identidad. Queremos que se nos reconozca como personas iguales en derechos y oportunidades y queremos ejercer nuestra libertad, nuestra capacidad de empoderamiento. Además, también queremos participar políticamente, acceder a posiciones de poder y participar en los diferentes espacios públicos, acceder al conocimiento, a la educación y al empleo, etc… Pero es un cambio que no debe ser solo con las personas con discapacidad. Todos debemos contribuir a la erradicación de la pobreza, a que exista una igualdad de género, a promover oportunidades de empleo y desarrollo a toda la población y, en definitiva, a generar una sociedad de bienestar pacífica y que respete los derechos de todos los seres humanos. 

Persona en silla de ruedas

Es fundamental entender ampliamente el concepto de justicia social para que un día tan señalado no se nos olvide los derechos que al colectivo aún le faltan por conquistar. Unos derechos por los que la Fundación Integralia lucha cada día, mejorando la empleabilidad de hasta 3.400 personas desde su nacimiento en el año 2000.