Con motivo del 8M, este mes entrevistamos a nuestra Directora General para incidir en algunos de los retos más acuciantes en cuando a la desigualdad e inclusión de las mujeres con discapacidad. El 8M preparamos un monográfico sobre la situación de la mujer con discapacidad donde se puede ver cómo es un colectivo que tiene peores índices de inclusión que cualquier otro.
- Se está celebrando el 20 aniversario en Integralia. Qué ha hecho la Fundación Integralia por la mujer con discapacidad en estos 20 años? ¿Cómo se apuesta desde la Fundación por su desarrollo profesional y cómo valora sus capacidades?
La Fundación Integralia, por su naturaleza de entidad social cuya misión es la inclusión laboral de personas con discapacidad, tiene ya una idiosincrasia propia que es inclusiva. Es nuestra razón de ser. Está en nuestra identidad.
Cuando estos valores inclusivos realmente están en el ADN de una organización, todas las acciones que puedan venir recogidas en un Plan de Igualdad ya se realizan. Se llevan toda la vida realizando. Principalmente por el compromiso y los valores del Comité de Dirección, donde el 100% ha desarrollado su carrera profesional en el tercer sector y tienen una gran sensibilidad en cuanto a la igualdad de derechos y oportunidades de todos los colectivos. Además, el 50% de este Comité son mujeres.
Esta igualdad en el Comité se replica también en los cargos directivos de la Fundación. El 57% de las direcciones de centro las ocupan mujeres. Y es una realidad que no es nueva. Esta igualdad está inoculada en Integralia desde el comienzo de su actividad en el año 2000.
Somos muy conscientes de que la mujer con discapacidad tiene aún más barreras en la inclusión que un hombre con discapacidad. Precisamente por ello en nuestro equipo (522 personas) el 61% son mujeres con discapacidad. Además, muchas de ellas con una edad superior a 45 años, donde ya hablamos de una triple discriminación: una por tener discapacidad, otra por ser mujer y otra por su edad. Todas las mujeres con discapacidad se benefician de un itinerario formativo personalizado (que incluyen competencias digitales) donde intentamos eliminar esa otra gran barrera para el acceso al empleo que es la formación y donde las mujeres con discapacidad también presentan peores cifras, en general, que el resto de la población.
2. ¿Qué opinas sobre los datos de exclusión social de la mujer con discapacidad (que son aún peores que el de los hombres con discapacidad)
Al final, todas esas desigualdades que genera un sistema patriarcal, acaban permeando y son reflejadas en cualquier colectivo. Por ende, el colectivo de las personas con discapacidad tampoco se escapa de esta brecha de género. Es que los datos son terribles. Casi un 23% de mujeres con discapacidad no tienen ningún ingreso por rendimientos de trabajo. Un 35% de ellas no son laboralmente activas, un dato que está muy muy por debajo del resto de la ciudadanía.
En cuando a la formación tenemos que casi un 3% de mujeres con discapacidad no saben ni leer ni escribir, que es algo que parece que pertenece a un pasado muy lejano pero que sigue presente en nuestra sociedad. También hay una brecha en cuanto a estudios superiores. Muchas mujeres con discapacidad están relegadas al ámbito del hogar y nunca adquieren los niveles formativos necesarios para obtener un buen empleo, que a su vez redunda en una brecha salarial, etc… En definitiva, queda mucho trabajo por hacer, pero desde la Fundación no perdemos el aliento. Cada vez vamos ayudando a más mujeres con discapacidad a encontrar un empleo. Está claro que no seremos quienes resolvamos el problema solos, pero sin duda queremos ser uno de los agentes que contribuyan a la solución.
3. ¿Hay alguna situación que te parezca especialmente injusta de entre todas las discriminaciones que sufre una mujer con discapacidad? (peor índice en inclusión laboral, en nivel formativo, esterilizaciones forzosas -que hasta hace muy poco seguía vigente-, violencia machista, etc…)
Para mí, sin duda, la situación más terrible es la violencia de género. Rechazo profundamente cualquier tipo de violencia, especialmente aquella que sufren los más vulnerables, y no cabe duda de que las mujeres con discapacidad lo son.
4. En todos los años de trabajo, en el equipo Integralia han trabajado mujeres que han sufrido la violencia de género. Desde tu conocimiento, como ha afectado a su discapacidad esta vivencia y qué correlación has visto entre discapacidad y violencia de género?
En el desarrollo de tantos programas que la Fundación ha gestionado en estos años hemos visto efectivamente muchos casos en los que se cruzan violencia y discapacidad, y de estos todos en mujeres. Algunos incluso en que la discapacidad sobreviene a raíz de la violencia -especialmente en nuestros proyectos de cooperación-. Ttambién hemos acogido en los programas de formación y empleo en España a algunas compañeras que, superando su situación con gran valentía, afrontan la recuperación de su vida. Estamos orgullosos de poder acompañarlas en este camino.
5. ¿Qué retos principales ves en las políticas de igualdad en el sector de la discapacidad? ¿Qué significa para ti el 8M y qué es lo que como mujer más reclamas este día?
Para mí el 8M es el momento, por un lado, de reconocer los grandes logros de tantas mujeres en el camino hacia a la igualdad y, por otro, el revindicar a las administraciones, a las empresas, a la sociedad, que aún queda mucho por hacer para que la igualdad sea una realidad.
6. Cómo pueden las entidades del tercer sector contribuir a mitigar estas desigualdades?
Creo personalmente que todos lo podemos hacer mejor Cuando hablamos de responsabilidad siempre lo hacemos de manera compartida. Esto no se trata de que sea solo la Administración o el Sector empresarial quienes tengan que implementar políticas o medidas para paliarlo, que también. Es la sociedad entera la que tiene que ser más inclusiva para evitar la exclusión social. También las entidades del tercer sector como la nuestra, la propia ciudadanía, las instituciones… todos somos responsables y agentes de cambio para que estas situaciones dejen de producirse.
Si al final la solución forma parte de un trabajo conjunto, el método de trabajo que tiene que prevalecer es el de la alianza. No existe otro camino. La soberanía ha de ser compartida. Y conjuntamente tenemos que identificar la complementariedad entre todos los actores para impulsar proyectos o iniciativas que fomenten y garanticen la igualdad de todos y el pleno ejercicio de derechos de las personas con discapacidad, de las mujeres, etc…
En cuanto a las entidades del tercer sector, todas tenemos que actuar con perspectiva de género, que no solo ha de estar sobre un Plan de Igualdad; tiene que estar inoculada en sus órganos de gobierno (juntas directivas, patronatos, etc…).
Cuando esto ocurre es mucho más fácil que de ello se desprendan normativas, protocolos y políticas que refuercen el rol de las mujeres en la toma de decisiones y en todos los aspectos relacionados con la igualdad. Deseo que a futuro veamos a muchas más mujeres en las entidades de tercer nivel -federaciones, redes, coordinadoras- del ámbito de la discapacidad ostentando funciones de presidencia, dirección general, etc…Espero muy entusiasmada que esto ocurra, porque sé que acabará sucediendo tarde o temprano.
Cristina González Hipólito
Directora de la Fundación Integralia