Los últimos meses han sido difíciles para los compañeros de la Fundación Integralia, especialmente en los centros de Denia y Sant Just Desvern.
Es a lo que nos enfrentamos cuando casi el 100% de personas que forman el equipo de la Fundación Integralia tiene algún tipo de discapacidad.
Son sus claros oscuros, a la que puedes arrancarle pequeñas conquistas que son grandes pedazos de gloria. Pero en su penumbra también están las sillas vacías, las de aquellos compañeros que estaban y ya no están y que devuelven tu imagen como un espejo. Ausencias que recuerdan a uno. A su propia discapacidad. Al dolor propio.
Aquí también duele el dolor de los demás.
En ocasiones se habla de las personas con discapacidad como si fuéramos héroes, superhombres o supermujeres. Y algunos lo son. Pero otros muchos recorren su vida en silencio, donde sus grandes victorias se producen en lo cotidiano, con las mismas ambiciones corrientes que los demás: pagar las facturas, encontrar pareja, asegurar un buen futuro a sus hijos.
Son héroes y heroínas también. Y también merecen ser homenajeados/as. Por el hueco que dejan como compañeros y compañeras, como amigos y como amigas.
Sara López. Nos dejó en febrero con 31 años. Una chica joven y con un entusiasmo por la vida que sin duda quedará en los corazones de cada persona que la conoció en el centro de Sant Just Desvern donde trabajaba. Gracias por todo Sara. Uno/a de nuestros/as compañeros/as, que prefiere no dar su nombre, escribió esto para despedirla.
Son muchas las emociones que se me agolpan al pensar en Sara, que puedo decir, ha sido poco tiempo el que he podido compartir con ella, esta pandemia nos ha mantenido muy en la distancia por obligación, pero puede decir que es una chica con un gran corazón y mucha valentía. Ella en todo momento les explico a sus hijas que sus días se iban agotando y tenían muchas cosas que hacer juntas. Estoy segura de que sus últimos pensamientos y sus últimas palabras fueron para Iria y Anne. Su motor y empuje hasta el final de sus días.
De Sara aprendimos que la vida se debe afrontar con decisión, con fuerza y valentía porque a pesar de luchar contra una enfermedad que sabía no vencería nunca tiro la toalla y se aferró a esta vida con mucha alegría y decisión
Siempre guardare un bonito recuerdo porque ha dejado huella en mi interior.
Martín Fernández. Nos dejó el pasado octubre a sus 58 años. Todos los compañeros del centro de Sant Just Desvern donde trabajaba lo echamos de menos. Uno de nuestros compañeos, Salvador Noguera, junto a su esposa, le dedicaron las siguientes palabras:
“Martín era tímido y discreto con apariencia de ser más serio de lo que realmente era. Los que han tenido la ocasión y el placer de conocerlo han descubierto en él a una persona positiva, que sabía escuchar, y que le daba una gran importancia a su familia y amigos. Era alguien con quien se podía hablar y en quien confiar, y siempre tenía un chiste, una gracia, o una ocurrencia para arrancarte una sonrisa en cualquier momento. Fuerte y sensible al mismo tiempo, sincero, leal, y que sabía decir las cosas sin caer en la crítica fácil. No desperdiciaba una oportunidad para montar una barbacoa, tomar unas cervezas, o simplemente sentarse a tomar un café con las personas que se sentía a gusto”.
Toni Porcar: Nos dejó en marzo del pasado año. Sin duda era una persona muy querida en el centro de Sant Just Desvern donde trabajaba.
Lorenzo Zaragoza: Nuestro queridísimo compañero del centro de Denia falleció este mismo mes de enero. Lo mejor que se nos ocurre para homenajear su memoria es recordando un reportaje que en su momento le realizamos sobre cómo gestionaba la diabetes que padecía.
Marta Méndez: Marta Méndez también nos dejó el pasado año, en junio, tras 15 años trabajando en la Fundación, en el centro de Sant Just Desvern. Su paso por Integralia siempre quedará en el corazón de todas las personas que hemos trabajado con ella durante estos últimos 15 años.
Muchas gracias a todos/as. Vuestro paso por Integralia siempre quedará en nuestras memorias.