Jóvenes con discapacidad en la India, mejoran su empleabilidad gracias a La Escuela Profesional de Idiomas de la Fundación Vicente Ferrer
Mujeres y hombres, que cuentan con una carrera profesional, aprenden un segundo idioma (alemán, francés, español o portugués), perfeccionan el inglés, desarrollan habilidades interpersonales y aprenden informática y contabilidad gracias a la unión de FVF e Integralia.
La variedad de grupos es muy grande, están separados por idiomas y por sexo. El horario de estudios es de lunes a sábado, donde tienen clases durante la mañana y tarde. Existen dos escuelas ubicadas en diferentes pueblos en las cercanías de la ciudad de Anantapur, una para chicas y otra para chicos.
En las zonas rurales de la India nos enfrentamos a una cultura muy tradicional y machista, en donde se continúa separando ambos géneros. Aún falta dar el gran paso para la enseñanza mixta que solo existe en las grandes ciudades. Este es el quinto año de la Escuela Profesional, y hoy en día estudian 45 mujeres y 54 hombres.
La FVF ha querido incluir en la Escuela a personas con discapacidad desde hace tres años gracias al apoyo de DKV Integralia. Es así como 19 jóvenes de esta generación esperan terminar sus estudios y buscar un trabajo, superando barreras de discriminación y exclusión social.
Ya estamos a principios de Junio y solo queda un mes para que los estudiantes acaben el curso que empezaron hace un año. Con mucha expectación y nerviosismo se acercan al día dónde realizarán los exámenes para obtener el título B1 del segundo idioma que les va a dar la oportunidad de obtener un empleo cualificado en las grandes ciudades, cambiando su futuro y el de sus familias.
La mayoría de los jóvenes llegan a ganar entre dos y cuatro veces más de lo que ganarían si trabajaran en las zonas rurales, lo cual resulta ser el gran motivo de su partida a las urbes. En este contexto la Fundación Integralia se hace presente en la Escuela Profesional, apoyando en el aprendizaje de habilidades para la búsqueda de empleo y en el desarrollo personal de cada estudiante.
Al final de todo el proceso, estos jóvenes se verán enfrentados a dejar sus hogares y salir a una gran ciudad, por ejemplo Bangalore, que cuenta con una población de 10 millones de habitantes. La mayoría de los estudiantes solo han visitado la ciudad para hacer el examen o para asistir a una entrevista laboral en la en la que acabarán con un “bienvenido a nuestra empresa” o un “lo siento, gracias por venir”. El hecho de no ser admitidos/as puede ser muy frustrante debido a dos factores. El primero es no ver culminado todo el esfuerzo que han realizado para aprender un idioma en tan solo un año, y el segundo factor es la presión social e individual a la que son sometidos, ya que sus familias, la mayoría de una situación económica vulnerable, confía en la obtención de un buen trabajo por parte del chico o la chica.
En lo que concierne a las discapacidades, las empresas no suelen estar sensibilizadas y no existe una ley que les obligue a contratar a personas con discapacidad, los hombres con discapacidad tienen dificultades para encontrar un empleo pero en el caso de las mujeres tienen grandes problemas, ellas están sometidas a una triple discriminación, por la casta, por el género y por la condición de discapacidad. Estas son algunas de las barreras que los jóvenes deben enfrentar pero cuentan con el apoyo de la Fundación Vicente Ferrer y DKV Integralia para conseguirlo.