El impacto del cambio climático en nuestras vidas será un hecho. Territorios inhabitables, fenómenos climatológicos cada vez más violentos, escasez de agua potable mientras aumenta el nivel del mar inundando poblaciones cercanas a la costa, desaparición de especies… Parece un relato pos apocalíptico pero no lo es. Son las conclusiones de decenas de estudios científicos que auguran un futuro muy pesimista para nuestro planeta si no comenzamos a cuidarlo. Todos los esfuerzos que hagamos hoy para paliar las consecuencias del calentamiento global lo agradeceremos mañana. Jóvenes, mayores, hombres, mujeres, tenemos el mismo interés común: evitar que nuestro mundo se convierta en un lugar hostil.
Nuestro trabajo consiste en que el mundo sea un poco menos hostil para las personas con discapacidad
Hoy es 3 de diciembre, Día Internacional de las personas con Discapacidad, y me gustaría recordar -en un contexto donde la cumbre climática copa toda la agencia mediática- que para casi 4 millones de personas en España el mundo ya es un lugar hostil. Podemos llamar a nuestro trabajo en Integralia inserción laboral de personas con discapacidad. Pero lo cierto es que dada la importancia del empleo en la vida de las personas podemos concluir que nuestro trabajo consiste en que precisamente el mundo sea un poco menos hostil para un colectivo que en muchas ocasiones no puede ejercer sus derechos en igualdad de condiciones que el resto de la ciudadanía.
La hostilidad solo visible para quien no pertenece a esa mayoría estadística que denominamos como ‘normal’
La hostilidad está en los lugares más insospechados. Está en el escalón que hay enfrente de una farmacia, en la falta de ascensores para acceder al metro, en los autobuses que no disponen de rampa, en los semáforos que no tienen señales acústicas, en el técnico o técnica de selección que ve en la enfermedad mental un problema, en las películas que no disponen de subtítulos, en los contenedores de basura que no tienen pedal, en los patinetes y bicicletas en la vía pública, en quien habla al acompañante cuando quiere dirigirse a una persona con discapacidad, en el retraso en las ayudas a la dependencia, en la falta de accesibilidad en espacios culturales, en el desempleo, en el riesgo de pobreza, en la brecha salarial, en la brecha digital, en la brecha formativa, en el menosprecio de la enfermedad cuando no es visible, en la condescendencia y en el ‘tú no puedes’, en las barreras arquitectónicas en los destinos turísticos. La hostilidad está presente en cada rincón de nuestro entorno pero es solo visible para quien no pertenece a esa mayoría estadística que denominamos como ‘normal’.
Pero la negación de una oportunidad laboral quizá sea la mayor hostilidad que existe. El poder adquisitivo regula muchas facetas de la vida. Es lo que permite disponer de una vivienda, alimentarte, disfrutar del ocio y la cultura, formar una familia, acceder a la tecnología. Además, parte de la construcción de las relaciones humanas son vertebradas en un entorno laboral. El empleo ocupa un lugar central en nuestras vidas y sobre él órbita gran parte de aquello que consideramos necesario para lograr un desarrollo personal digno.
Podemos hacer un mundo confortable para todos y la mejor forma de hacerlo es aliándonos para ello
Recientemente la Fundación ONCE realizó un estudio del impacto de la Fundación Integralia en las personas que trabajan en sus centros. Este estudio –en el marco de una investigación de Fundación ONCE para definir la contribución de INSERTA en términos de inclusión social- nos desvela unos cuantos datos que ponen de manifiesto cómo un empleo mejora la vida de las personas con discapacidad. El 72% de las personas encuestadas afirmaron que el empleo en Integralia ha mejorado su situación económica y la estabilidad de sus ingresos, el 94% que Integralia promueve siempre o frecuentemente oportunidades de desarrollo profesional, el 36% que su nivel de autoestima ha aumentado considerablemente, el 42% que su estado de salud ha mejorado y el 31% que se siente más integrado en la Sociedad.
Integralia ha conseguido que el mundo sea un poco menos hostil para los más de 3.500 beneficiarios que ya tiene la Fundación. Es alentador que todos contribuyamos a evitar que el mundo sea un lugar menos hostil en un futuro y cuidar el medioambiente para vivir –y convivir- en nuestro entorno. Para muchas personas esta hostilidad ya es más realidad que distopía pero está de sobra demostrado -por nuestro trabajo y el del resto de entidades- que a través del cumplimiento de los ODS de las NN.UU podemos hacer un mundo confortable para todos y la mejor forma de hacerlo es aliándonos para ello. Si Integralia puede conseguir este aumento en la calidad de vida en las personas que trabajan ella. ¿Qué no seremos capaz de hacer todos juntos? ¿Qué no seremos capaces de hacer si Administraciones Públicas, sector empresarial, entidades sociales, sociedad civil, y demás actores trabajamos juntos en pos de la igualdad de derechos de las personas con discapacidad?
Si algo nos está enseñando esta cumbre climática es que los desafíos se han de resolver de forma global y transversal, donde todos los actores han de estar implicados. El propio colectivo de personas con discapacidad también tiene que jugar un papel activo, no nos olvidemos. Lo hemos dicho muchas veces. Abandonar la sobreprotección y la perspectiva asistencialista, empoderarnos y cruzar nosotros mismos las puertas que se abran, que esas sí son pesadas y hemos de abrirlas juntos, consiguiendo que esta vez sí, el mundo sea menos hostil para todos.
Cristina González Hipólito
Directora de la Fundación Integralia