Una delegación de la Asociación Salvador (Associaçao Salvador en portugués) de Lisboa y la Administradora de la Santa Casa da Misericórdia –una histórica entidad de apoyo a personas con discapacidad en Portugal y que presta apoyo a la asociación- ha visitado este lunes el centro de El Prat de la Fundación Integralia DKV con el propósito de conocer de primera mano cómo funciona su modelo de integración laboral, articulado a través de la actividad en Atención al Cliente.
La Asociación Salvador es una entidad sin ánimo de lucro que promueve la inclusión sociolaboral de personas con discapacidad y cuya actividad se basa en tres grandes líneas de actuación: sensibilización, investigación e integración. La historia de su fundador y Presidente, Salvador Mendes de Almeida, guarda mucho parentesco con la del Subdirector de la Fundación Integralia DKV, Javier de Oña. Al igual que Javier, Salvador sufre una tetraplejía a raíz de un accidente de tráfico con 16 años. Es por este motivo la fundación trabaja principalmente con personas que tienen una discapacidad motora y movilidad reducida y sus campañas de sensibilización van dirigidas a evitar accidentes de tráfico.
La Casa Santa da Misericordia de Lisboa es una entidad histórica con más de 500 años de vida. Nació en 1498 y su objetivo es dar tratamiento a personas enfermas y con discapacidad. El estado portugués otorgó a la institución el derecho de monopolizar la lotería y las apuestas de la Administración Pública en Portugal, por lo que estamos hablando de una de las entidades más importantes de Portugal que trabajan con personas con discapacidad y que presta apoyo a la Asociación Salvador en materia de inclusión laboral.
La Asociación Salvador lleva dos años con el objetivo de impulsar más activamente la integración laboral de personas con discapacidad en su organización. Es por esta razón que la delegación, compuesta por Mariana Lopes da Costa, Directora Ejecutiva Associação Salvador; Joana Frederico, Responsable Proyecto de Empleo; Martim Pipa, Responsable de Negocios Sociales y João Marrana, Adjunto para el área de la discapacidad de la Administradora de la Santa Casa da Misericórdia de Lisboa, viajó hasta Barcelona con tal de intercambiar experiencias en materias de inclusión laboral de personas con discapacidad con la Fundación Integralia DKV.
Aprovechando su visita, hemos querido preguntarles acerca de cómo es la realidad laboral de las personas con discapacidad y el tercer sector social en el país vecino.
¿Cómo conocieron a la Fundación Integralia DKV?
El primer contacto surgió a través de una compañera que trabaja en Integralia que es portuguesa y que es amiga de un compañero nuestro. Ella trabaja desde casa, en el proyecto Discatel. Nosotros queremos potenciar la inclusión laboral y ahora estamos en la fase de ver buenas prácticas en este ámbito y así es como hemos llegado hasta vosotros.
¿Qué fue lo más les llamó la atención de la actividad económica del Contact Center como modelo de inclusión laboral de personas con discapacidad?
Nosotros ya llevamos trabajando la inclusión laboral desde hace tiempo, pero en estos dos últimos años lo estamos haciendo de forma más intensiva y nos hemos encontrado con varias dificultades. En primer lugar que las personas con discapacidad tienen poca formación y hay muchos casos de personas que llevan inactivas desde hace muchos años. No solo tienen carencias en competencias de empleo sino que además piensan que no son capaces de trabajar.
En Portugal ya nos están contactando empresas de Contact Center para incorporar a personas con discapacidad. Quieren mejorar la rotación de los trabajadores y además se trata de un trabajo que no necesita muchas adaptaciones al puesto por lo que creemos que puede ser una buena forma de integrar a personas con discapacidad.</p
En España tenemos la Ley General de Discapacidad (LGD) que incluye varias medidas orientadas a la protección del empleo en las personas con discapacidad. ¿Existe una ley equivalente en Portugal y que recoja medidas que favorezcan la inclusión laboral de personas con discapacidad?
Sí. En Portugal existe el Régimen Jurídico de prevención, habilitación, rehabilitación y participación de personas con discapacidad. Esta ley establece un sistema de cuotas que obliga a la Administración Pública a que el 5% de su plantilla sean personas con discapacidad y el 2% en el caso de las empresas. Pero lo que es más común son las etapas profesionales, es decir, prácticas en empresas y asociaciones donde el gobierno paga la mayoría del salario de una persona. También protege el empleo de las personas con discapacidad con reducciones de impuestos, incentivos para la adaptación al puesto de trabajo, premios y reconocimientos…
En España el 81% de las empresas incumplen la LGD en materia de contratación de personas con discapacidad. ¿Ocurre lo mismo en Portugal?
Sí. En muchas empresas e instituciones públicas incumplen esta cuota. El gran problema en Portugal es la fiscalización. Se legisla pero luego no existe un seguimiento. Pero no solo pasa en el ámbito laboral. El mayor problema quizá esté en la accesibilidad. Hay una legislación muy completa pero falta la fiscalización de esta ley.
La tasa de desempleo en Portugal es más positiva que la de España (un 8% respecto a casi el 16%). Sin embargo, la brecha del desempleo respecto a las personas con discapacidad en Portugal es más acusada que en España. (un 26%, más del triple, frente al 31% en España, el doble). ¿Cómo valoran esto?
Cuando comenzamos con este proyecto hace dos o tres años pensábamos que el problema iba a ser las empresas que no quieren contratar y la falta de sensibilización. Pero hemos detectado que hay mucho trabajo por hacer con las personas con discapacidad. Muchas, o bien no se comprometen, o bien no tienen el perfil que requieren las empresas porque les falta formación. Las empresas están cada vez más abiertas a contratar. Igualmente, la fiabilidad de las estadísticas en Portugal no es muy buena. Es un gran problema. No sabemos cuántas personas con discapacidad existen, cuantas tienen discapacidad física….
¿Qué desafíos tiene Portugal en la inclusión laboral de personas con discapacidad?
Hay tres grandes retos en Portugal. El principal es mejorar la accesibilidad. Los paseos, los caminos, el transporte público… Hemos tenido casos donde una empresa de las afueras de Lisboa nos ha llamado para insertar a una persona con discapacidad y no poder hacerlo porque no tiene el modo de acceder. Este es el principal problema. Luego hay otro reto que es la alta tasa de inactividad. Mucha gente cobra una pensión y aunque sea baja ya les sirve, y cuesta que intente incorporarse al mercado laboral. Hay que trabajar para que vean la importancia de estar integrado en un contexto profesional y todos los beneficios que ello conlleva. Y el tercer reto es mejorar la formación.
¿Cómo se encuentra el tercer sector en Portugal?
Hay muchas instituciones en Portugal para cada cosa. No hay mucho trabajo en conjunto y faltan alianzas. Hay mucha iniciativa pero poca coordinación. Luego hay instituciones muy antiguas, con una burocracia muy fuerte, pero hay muchas iniciativas como la nuestra, llevada por gente joven, con una capacidad de decisión más rápida y que busca siempre desarrollar nuevos proyectos. La gente joven en general está muy implicada, así que hay motivos para ser optimistas.