Que las nuevas tecnologías pueden jugar un papel clave en la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad es ya una evidencia. Pero no solo puede mejorar en términos de dependencia, también puede contribuir a mejorar su empleabilidad.
Una oportunidad que ha sido detectada por Fundades, uno de los socios de la Fundación Integralia, que ha impulsado una plataforma formativa online para mejorar las competencias en el empleo de las personas con discapacidad. Esta plataforma formativa online permite que las personas puedan adquirir competencias para el empleo, especialmente en el sector del Contact Center, desde cualquier lugar y tiempo, lo que aporta una gran flexibilidad al usuario.
Los procesos de selección en la búsqueda de candidatos con discapacidad siguen con su itinerario habitual. Integralia, a través de instituciones y entidades locales, capta los perfiles más adecuados y los deriva a los preparadores profesionales de Fundades, quienes realizan una formación bajo un itinerario formativo diseñado por Integralia. La diferencia ahora radica en que esta formación puede realizarse vía online, lo que permite que sea fácilmente escalable y que el alumnado pueda pertenecer a diversos países.
De hecho, la primera formación realizada en esta modalidad cuenta con un total de 30 alumnos, siendo 15 de Perú y otros 15 de Colombia. Una alianza con la tecnología que puede abrir puertas de colaboración con beneficiarios de otros países.
Aunque el diseño de esta plataforma formativa sucediese antes de la aparición de la crisis sanitaria, esta herramienta puede ser una excelente opción para que las personas con discapacidad puedan iniciar o continuar su desarrollo formativo desde la seguridad de sus casas. Esta pandemia ha puesto de manifiesto la importancia, todavía más, de la tecnología y la digitalización, convirtiéndose en una herramienta imprescindible durante el confinamiento.
Pilar Moya, Directora de Cooperación Internacional al Desarrollo, concluyó que “es una gran iniciativa, un gran paso adelante para adaptar el uso de las nuevas tecnologías con programas de impacto social. Siempre se ha dicho que la tecnología podía mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad. Y esto es una prueba”.