Oriol Soriano forma parte del equipo de Integralia que trabaja para la Unidad de Acompañamiento Digital de DKV, mejorando la experiencia de cliente de los asegurados en diversos canales digitales. Tiene espina bífida, una patología que le condicionó en muchas ocasiones un futuro que ahora se presenta lleno de retos y oportunidades
La estadística decía que el futuro para Oriol Soriano era más bien improbable. Que nacería y moriría al mismo tiempo, en el parto, como un oxímoron cruel. Pero no sucedió. Sucedió que la estadística quiso que Oriol tuviera de repente un horizonte al que mirar, un lugar al que dirigirse.
Tampoco era un horizonte cualquiera. La espina bífida dibuja pequeños trazos en él, pequeñas oscuridades e incertidumbres. Corrían los años 80 y era improbable que un bebé con espina bífida sobreviviese a un parto. Lo que sí era seguro es que, en caso de hacerlo, la discapacidad lo acompañaría durante toda su vida. Determinaría en parte sus cartas, la mano con la que uno se juega el devenir de su futuro.
"Salgo a año por intervención. Perdí la cuenta hace tiempo". Dice ahora Oriol con casi 40 intervenciones. Muchas fueron durante su infancia y adolescencia. "Al principio los médicos decidían operar con el objetivo de mejorar mi vida. Pero la mayoría de ellas no mejoraron mi situación, es más, algunas la empeoraron. Tampoco los culpo. En aquella época no se conocía tanto la espina bífida y todo era un poco experimental".
Tú me preguntas si guardo un poco de rencor a las personas y es todo lo contrario. Ha pasado por mi vida gente muy buena, especialmente una, que siempre ha luchado para que me sintiera una persona más e hiciera todo lo que la vida me permitiese.
Barreras arquitectónicas, personas con batas blancas que, intentando mejorar su estado de salud, la empeoran, niños en el colegio haciéndole bullying. Pareciera que las personas, lejos de ser la solución, formaban parte del problema. Pero paradójicamente, Oriol se dedica hoy a las personas, a formar parte de sus soluciones.
"Tú me preguntas si guardo un poco de rencor a las personas y es todo lo contrario. Ha pasado por mi vida gente muy buena, especialmente una, que siempre ha luchado para que me sintiera una persona más e hiciera todo lo que la vida me permitiese. A mí me encanta la gente. Siempre he querido trabajar en algo relacionado con la atención al cliente. Me gusta mucho”.
Oriol trabaja hoy en Integralia, dentro de la Unidad de Acompañamiento Digital (USAD) de DKV.
El carné de conducir
Cuando más negro parecía ese horizonte, tras formarse con un FP de Administrativo, tras tener pequeños trabajos en programas sociales de la Administración Pública, tras estar años y años presentándose como candidato a ofertas de empleo que nunca se materializaban, Oriol leyó un artículo en el periódico. El artículo hablaba de la primera persona con discapacidad en Catalunya en sacar el carné conduciendo desde su propia silla de ruedas[1]. Quiso la suerte que esa persona fuera Xavier Romero, también compañero de Integralia.
“No te voy a engañar, yo ya sabía que por mi discapacidad iba a tener dificultad para encontrar un empleo. Pero la realidad supera, negativamente, las expectativas. Fue incluso peor de lo que me pensaba. Hay un momento en el que pierdes la esperanza de todo. Asumes que no lo conseguirás nunca. Llevaba muchos años sin un empleo. Y a veces para continuar necesitas un revulsivo. Y este vino cuando leí el artículo que hablaba de cómo Xavi estaba sacando el carné de conducir. ‘¡Yo también quiero sacarlo! ¡Yo también puedo sacarlo!’ Pensé. Es algo que quería hacer desde que cumplí 18 años”.
Me sorprendió la piña que se forma con los compañeros de la Fundación, aprendí mucho de los coordinadores y supervisores, que siempre me ayudaron a superarme y progresar.
A veces son las coincidencias, y las sucesiones de las mismas, las que hacen disipar esas pequeñas oscuridades del futuro. Oriol conoció personalmente a Xavi. En un momento de la conversación, mientras hablaban de la libertad y autonomía que supone para una persona el hecho de conducir, salió el tema del empleo. Y, por supuesto, de la Fundación. Semanas después Oriol era uno de los alumnos de la Escuela Integralia. Semanas después atendía sus primeras llamadas a los asegurados de DKV en el centro especial de empleo de Sant Just Desvern, en el Departamento de Autorizaciones. “Me sorprendió la piña que se forma con los compañeros de la Fundación, aprendí mucho de los coordinadores y supervisores, que siempre me ayudaron a superarme y progresar”.
Más tarde, también sería la segunda persona en Catalunya, después de Xavier Romero, en sacarse el carné conduciendo desde su propia silla de ruedas.
Una nueva oportunidad laboral
Todo acontecimiento tiene sus ramificaciones, sus historias secundarias. Mientras se disipaba un futuro en el encuentro entre Xavi y Oriol, otro también se estaba disipando entre el Área Comercial y el Área de Calidad de DKV. Ambas áreas -Esther García por Comercial e Isabel Garrido por Calidad- planificaron una nueva Unidad (USAD) donde incorporar nuevos canales de comunicación y mejorar la experiencia de un cliente con hábitos cada vez más digitales. Nadie sabía entonces que los destinos de USAD y de Oriol se cruzarían.
Esta nueva unidad contó con compañeros/as de Integralia para conformar su equipo. “Un día me abordó la ex directora del centro de Sant Just Desvern, Ana Belén Fernández[2], junto a dos supervisores, Silvio Gutermajer y Abdel Chakour, y me dijo ‘tenemos una oferta para ti’. Confiaron en mí para ser una de las personas que formaran parte de USAD. Fui a la entrevista con Alejando Montañés, Esther García e Isabel Garrido, los responsables de la unidad. ¡Yo pensaba que era una preselección! Cuando les pregunté sobre las siguientes fases del proceso me dijeron, exactamente a la vez, ‘no, esto no es una preselección, estás dentro del equipo’.
“No puedo estar más agradecido con Alejandro Montañés e Isabel Montañés (responsables de USAD) por darme la oportunidad de contar conmigo para esta nueva unidad. También por la confianza que depositan en mí cada día. En USAD hay mucho sentido de equipo. Cuando alguno de nosotros tiene un problema, sabe que los compañeros estamos ahí. Esta es la filosofía que tenemos y que a su vez queremos trasmitir al cliente”.
Anteponiéndose al futuro
“Siempre he pensado mucho en el día de mañana. Cuando realizamos un gasto que igual no es muy necesario, pensamos en que ese dinero quizá lo necesite el día de mañana”.
El futuro está ahí. Él sabe que, por su discapacidad, necesita a una tercera persona para realizar algunas tareas que para los demás son cotidianas. Tener autonomía con una gran discapacidad tiene un precio. La estabilidad en el trabajo es lo que le permitirá tenerla el día de mañana, cuando sus padres no estén. Es por ello que el impacto que el empleo tiene en Oriol es, en sus propias palabras, “brutal”. “El entorno y la familia juegan un papel importantísimo para tu desarrollo personal, pero no van a estar ahí siempre”, dice.
Siempre digo que una persona ha de hacer lo que quiera, lo que más crea conveniente para ella. Yo quiero esto. ¿Puedo hacerlo? ¿He de dejar de hacerlo por mi limitación? Si quieres algo, tienes que lucharlo.
El futuro está ahí. Él sabe que la tendencia en el sector de la atención al cliente pasa por las TIC. Quiere seguir formándose, mejorando, aplicando las innovaciones tecnológicas en su trabajo.
Podría parecer que el futuro fue para Oriol un horizonte al que mirar pasivamente, como un arroyo por el que dejarse llevar sin la oportunidad de anteponerse. Pero el futuro de su profesión hoy le permite mirarlo de frente, cara a cara, controlarlo. Deja de convertirse en un lugar donde no solo anidan los miedos y la incertidumbre, sino también la ambición y el progreso, un horizonte lleno de retos y oportunidades. El futuro sigue estando en el mismo lugar que hace 40 años, cuando un bebé con espina bífida sobrevivió a la estadística. En sus manos.
“Siempre digo que una persona ha de hacer lo que quiera, lo que más crea conveniente para ella. Yo quiero esto. ¿Puedo hacerlo? ¿He de dejar de hacerlo por mi limitación? Si quieres algo, tienes que lucharlo. Yo tengo una discapacidad, tengo unas limitaciones, pero dentro de ellas, quiero hacer todo aquello que mi salud lo permita.
[1] Habitualmente, una persona con movilidad reducida realiza un traslado desde su propia silla de ruedas al asiento del conductor. La diferencia en este caso es que la persona conduce desde su propia silla, accediendo al lugar del conductor por al maletero.
[2] Actualmente es coordinadora de plataformas en operaciones salud del Departamento de Operaciones.